domingo, 9 de septiembre de 2007

Su vida y obra



Es uno de los escritores más prestigiosos de la provincia. Nació en 1923; pertenece a la llamada generación del 40. Muy joven aún formó parte de La Carpa, movimiento cultural originado en Tucumán, que abarcó Salta, Jujuy y Santiago del Estero.
Como lo expresa el mismo Aráoz Anzoátegui en una nota publicada en el diario Clarín de Buenos Aires, el 31 de octubre de 1948: "el movimiento de La Carpa fue uno de los que se particularizó por su extraordinaria cohesión y envergadura". Participó en la Muestra colectiva de La Carpa (1 944) con María Adela Agudo, Julio Ardiles Gray, Manuel J. Castilla, María Elvira Juárez, Raúl Galán, José Fernández Molina, Nicandro Pereyra y Sara San Martín.




Es autor, entre otros libros, de Tierras altas, con el que obtuvo en 1946 el Primer Premio Regional de Poesía; Rodeados vamos de rocío, poemas; Pasar la vida, poemas; Poemas hasta aquí; Antología. Panorama poético salteño (estudio preliminar selección); Tres ensayos de la realidad; Confesiones menores, poemas; Por el ojo de la cerradura, ensayos y otras reflexiones.




Raúl Aráoz Anzoátegui ha ocupado diversos cargos en ámbitos culturales, en Salta y Buenos Aires adonde vivió varios años. Su actuación fue vastísima.

Ha integrado numerosos jurados literarios provinciales y regionales. Realizó también actividades editoriales en su propia imprenta: Ediciones Limache.
Recibió importantes premios y distinciones por su labor literaria. Ha sido traducido al inglés y al portugués.



El poeta estuvo casado 55 años con doña Renée Reyes, mujer extraordinaria por su don de gente. Siempre juntos, viajaron por el mundo; se los veía en actos culturales, caminando las calles de la ciudad o en el café, hasta 2000 cuando ella muere llenando de congoja a cuantos la habíamos tratado.



Su solariega casa de Limache, "la casa del poeta y de la Renée", siempre hospitalaria, es visitada por importantes figuras de las artes.


El escritor tiene siempre a flor de labios interesantes anécdotas, ya familiares o recabadas de tantos años de vida fecunda y de sus "mocedades", de cuando con otros poetas recorrían noctámbulos las calles de Salta. De algunas de ellas deja constancia en su libro Por el ojo de la cerradura; "desandar años y volver a recorrerlos", como él mismo lo expresa en el libro citado.



Raúl Aráoz Anzoátegui dedicó hermosas páginas a su padre, don Ernesto M. Aráoz (1891-1971), singular escritor autor, entre otros títulos, del libro El diablito del cabildo; la edición de 1991, facsímil de la primera, con notas manuscritas del autor, cierra, como colofón La mano , poema de Raúl Aráoz Anzoátegui en homenaje, de puño y letra, a su padre.




En 1971 el autor reune en ``Tres ensayos de la realidad'', textos que dan cuenta de algunas "coincidentes preocupaciones" puestas en texto "por un escritor del interior del país [...] en procura de transferir su experiencia a través de una visión proyectada a un programa más amplio", según manifiesta en el prólogo a esa edición. Esta aclaración es, en realidad, una viñeta para toda la extensión de su escritura, y no sólo la ensayística, pues matiza la incesante y permanente búsqueda de un escritor preocupado por su país, su región y, más ampliamente, el arte.




El ensayista no abandona nunca ese lugar de enunciación y, a través del tiempo, sigue dando forma a un proyecto político para la cultura nacional, orientado a modificar los vicios que perpetuamos desde los comienzos mismos de esa formación. Preocupado por ello, como muchos intelectuales del siglo lo marcaran (en la línea de un Mastronardi o un Martínez Estrada), Aráoz indaga durante los '80 para recalar, casi prioritariamente, en las fallas del sistema educativo formal e informal, desde donde "se nos enseñó un cúmulo de tradiciones contrapuestas" que sólo conducen a desorientar, confundir y disolver al conjunto de la nación, adelantando, hace ya más de dos décadas, su resistencia a las políticas económicas del capitalismo, pues observa con preocupación que toda esa falta de atención ocurre "mientras [...] los imperios actuales, en su voracidad [...] espían nuestros errores y debilidades y los vacilantes piensan de qué lado de ese universo van a acomodar sus ideologías...".


1 comentario:

gbaccon dijo...

Hermoso blog. Te felicito.
Graciela